Lee las etiquetas de los alimentos
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5/2/2025 ― ¿Tienes la costumbre de leer las etiquetas de los alimentos? Probablemente no, y no es para menos: la letra tan pequeña que utilizan los fabricantes para detallar la composición lo hace impracticable. Y, por supuesto, llevar una lupa al super… pues va a ser como que no.
Es curioso cómo el interés de los consumidores por leer etiquetas de los productos es inversamente proporcional al tamaño de la letra que las industrias usan para detallar la composición, la fecha de caducidad o los datos de la empresa. Algunas incluso disfrazan su ubicación. Entiendo que los catalanes disimulen su origen, pero el resto de las empresas españolas, ¿por qué lo hacen? Al final, casi hace falta unas gafas de lupa para conocer el nombre de la bodega de un vino o la fábrica de ciertos alimentos.
No te dejes engañar por los grandes titulares y lee la letra pequeña de los alimentos
Aunque las normativas legales intentan arrojar luz sobre estos temas, las industrias se ciegan con tanta luminosidad: prefieren la penumbra. Fíjate en otro detalle, la fecha de fabricación, por ejemplo, es otro dato que suelen disfrazar. En lugar indicarlo claro, como «Fabricado en abril de 2024» o «Fabr. 042024», te encuentras códigos crípticos como «Lote RXY48B».
Pero el colmo llega cuando intentas encontrar la fecha de caducidad. En algunos productos, parece que necesitas convocar una reunión familiar para que alguien logre descubrir dónde está.
Vigila la composición de los productos alimenticios
No obstante, todo esto puede ser anecdótico para nuestra dieta, porque lo que debemos vigilar es la información de los componentes. Si no tienes costumbre de esta práctica, deberías aficionarte y así descubrirás muchos errores que cometemos en la dieta cotidiana.
Un error muy común lo cometemos al preparar una comida a base de proteínas. En muchas ocasiones, recurrimos al jamón york como complemento. Pero recuerda: en nuestra dieta no deberíamos mezclar proteínas o grasas animales con carbohidratos. Tal vez pienses que al comprar jamón york estás adquiriendo únicamente proteínas de origen animal.
Permíteme un pequeño experimento. Ponte unas gafas lupa porque las vas a necesitar. Busca una bandeja de jamón york de la marca que prefieras, dale la vuelta y examina la composición. Mientras realizas mi experimento, yo haré lo mismo y te mostraré un «copypaste» de la etiqueta de una conocida marca catalana.
La letra pequeña de las etiquetas de los alimentos no engaña
Ingredientes: Jamón de cerdo (65%), agua, fécula, sal, jarabe de glucosa, estabilizantes (E-420, E-451, E-450), dextrosa, antioxidantes (E-331, E-301), gelificantes (E-407, E-415), aromas, potenciador del sabor (E-621), hemoglobina, conservadores (E-243, E-250), extracto de especias.
Lo primero que llama la atención es el porcentaje de jamón: solo un 65%. ¿Y el resto? Pues, lleva «cosas». En otras palabras, estás pagando por un producto que parece jamón, pero te están colando un 35% de paja. Sin embargo, para nuestra dieta, esto no es lo peor. El problema grave es que estás incluyendo hidratos de carbono en una comida que debería ser solo de proteínas.
Otro ejemplo que se me ocurre, muy negativo para nuestra dieta, son algunas bandejas de pechuga de pollo que, en principio, parecen perfectas para una comida proteica. Lo primero que leo en la parte superior, bien grande, es el nombre de una marca muy conocida. Justo debajo, con letra muy pequeña, la palabra «fiambre»; y a continuación, de nuevo con letras grandes, «pechuga de pollo».
Las etiquetas de los alimentos intentan disfrazar la composición
Todo esto es indicativo de que hay gato encerrado en lugar de pechuga. En efecto, si te pones la lupa para leer la microetiqueta, encontrarás algo como esto:
Ingredientes: Pechuga de pollo (60%), agua, fécula de patata, sal, azúcar, dextrosa de maíz, aromas, aroma de humo. Estabilizantes: E-451, E-407, E-420. Antioxidantes: E-316, E-311. Colorante: E-120. Conservador: E-250.
Creo que no hace falta que te recalque que estos son dos ejemplos de productos ultraprocesados que se venden bajo la apariencia de ser productos muy sanos y naturales. Uno es jamón con poco jamón, y el otro, pechuga de pollo con poca pechuga y menos pollo.
Por eso, existen muchas razones para usar siempre la lupa y leer las etiquetas con cuidado. Así, evitarás que te den gato por liebre.
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Un tema sugerente:
Un menú distinto para cada día de nuestra dieta ― En este capitulo encontrarás multitud de ideas para preparar una comida distinta para toda la semana y de esta forma, evitarás que tu alimentación se vuelva aburrida. Son recetas de hidratos y otras de proteínas para ir alternando entre comidas.
611 - Recuerda que la pérdida de peso exitosa es una carrera de fondo y conlleva cambios a largo plazo en tu estilo de vida.
♦ Te propongo estos apuntes ►
No es un tabú, pero tampoco del todo cierto que las bebidas con gas engorden el estómago. Estas bebidas no aportan grasa ni calorías significativas por sí mismas (salvo las azucaradas), pero el gas puede causar distensión abdominal temporal, dando una sensación de hinchazón. Esto no equivale a un aumento real de grasa o tamaño del estómago. El efecto desaparece al eliminarse el gas, aunque beberlas en exceso podría fomentar malos hábitos alimenticios que sí impacten el peso.
Como complemento a la dieta para perder peso, es recomendable no ingerir mucha agua o vino durante las comidas. Esto se debe a que los líquidos pueden diluir los jugos gástricos, ralentizando la digestión y afectando la eficiencia del metabolismo. Al reducir su consumo en esos momentos, permites que el cuerpo procese los alimentos de manera óptima, evitando hinchazón y facilitando la quema de grasas. Es mejor hidratarse entre comidas para mantener el equilibrio sin interferir en la digestión.
