Cuida tu cuerpo y tu espíritu
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8/1/2025 ― A menudo te he comentado ciertos aspectos sobre lo que no debemos hacer o comer en esta dieta, y creo que es hora de aportarte algunas vías de escape que suelo utilizar. Nuestro cerebro es una máquina muy perfecta y no le gustan las sorpresas ni las improvisaciones; es decir, lleva muy mal el estrés.
Por tanto, es conveniente seguir unas pautas en todos los aspectos de nuestra vida. Por otra parte, de vez en cuando debemos ofrecerle situaciones placenteras: no podemos castigarlo continuamente. Llevado al terreno de la alimentación, esto significa preparar algunas comidas que le seduzcan. Como tantas veces comento, la comida sana alimenta el cuerpo, y las putaditas —algunos las llaman gorrinadas— le dan un chute al espíritu.
Es evidente que, en nuestra dieta, las putaditas comerciales no tienen cabida. Todo lo que sean snacks, aperitivos procesados y similares están fuera de nuestro espacio. Sin embargo, existen alternativas muy saludables que podemos comer para gratificar el esfuerzo que hace nuestro cerebro con esta dieta sana. Le llamaremos recompensa positiva.
De entre todos los alimentos, los hidratos de carbono son los más apreciados por nuestro cerebro. De hecho, la mayoría de los snacks son derivados de carbohidratos procesados. Seguramente por eso, a todos los pequeños de la casa les encantan las patatas fritas, la pasta, los arroces, etc. Pues bien, aquí tienes una serie de alimentos que podemos aprovechar para complacer al cerebro.
Si en algún momento te apetece comprar una bolsa de patatas fritas, medítalo con el cerebro y no con el estómago. Cuando llegues a casa, corta unas patatas finas —patatas paja—, fríelas en la sartén y, en quince minutos, estarán listas. Luego le echas un chorretón de kétchup por encima y disfrútalas con una cerveza frente a la tele o en el balcón. Y si te has quedado con ganas de más, prepárate un gran plato de pasta con tomate y saborea. Tu cerebro lo disfrutará, y tu cuerpo lo agradecerá.
Esto que te he contado es solo un ejemplo, y no es fruto de la improvisación. Lo suelo hacer cuando el deseo de comer gorrinadas me desborda. En esas situaciones, le digo a mi cerebro: «Espera a que lleguemos a casa que te prepararé una fiesta particular».
Existen multitud de alternativas de todo tipo: hidratos de carbono y proteínas. Imagina cómo se sentirá tu cerebro si le preparas unos snacks saludables a base de proteínas. Coge unos pinchos y atraviesa algunos langostinos y pescados variados. Añádeles eneldo y orégano, y cocínalos a la plancha. Esto, acompañado con una copa de vino blanco, tendrás un entrante digno de estrella Michelin.
Más adelante, te cuento en el libro algunas ideas divertidas y, sobre todo, saludables para que desarrolles tu creatividad en la cocina. Conviene que potencies la idea de que comer sano no tiene por qué ser aburrido.
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Un tema sugerente:
El libro de la dieta JV te descubrirá todo un mundo de posibilidades para adelgazar saludablemente ― Mi principal interés es disfrutar de una buena salud, y ello está relacionado de forma directa con nuestro cuerpo, por ello el sobrepeso es un enemigo de nuestro bienestar, tanto físico como psíquico.
1603 - Para evitar la ansiedad de la comida encuentra técnicas de manejo del estrés, como la meditación, el yoga o simplemente dar paseos relajantes.
♦ Te propongo estos apuntes ►
La dieta JV, al ser restrictiva y prohibir ciertas combinaciones de alimentos, puede resultar compleja de mantener a largo plazo. Sin embargo, es fundamental evitar el autocastigo constante, ya que esto puede generar frustración y llevar al abandono. Una estrategia eficaz es preparar de vez en cuando platos apetitosos para gratificar al cerebro, lo que ayuda a mantener la motivación y reduce la sensación de privación.
Estos premios deben ser moderados para no comprometer los objetivos de la dieta. En resumen, combinar flexibilidad con disciplina, permitiendo momentos de disfrute, es básico para seguir el plan alimenticio sin sentir que se trata de un castigo continuo, favoreciendo así su éxito sostenido.